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En el año 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al 2 de abril como el “Día Mundial de toma de conciencia sobre Autismo”, con el objetivo de poner de relieve la importancia de mejorar la calidad de vida de las personas con autismo. A partir de entonces, cada año, muchos de los edificios emblemáticos del mundo se visten de azul.
El autismo es una condición de origen neurobiológico que impacta en la capacidad que tienen las personas en comunicarse e interrelacionarse socialmente. Es parte de un grupo de condiciones conocidas actualmente como trastornos del espectro autista o condiciones del espectro autista. Es una condición frecuente y que afecta más a los varones que a las mujeres.
Habitualmente el diagnóstico formal se realiza entre los 2 y los 3 años, pero existen señales tempranas que empiezan a notarse entre los 12 y los 18 meses.
¿Por qué es importante conocer estas señales o signos tempranos?
Porque las investigaciones han demostrado que si se inicia una intervención temprana el pronóstico es mejor y puede modificarse lo que se conoce como “trayectoria del desarrollo”. Es decir, si en el niño de 15 meses se detectan signos de alarma y se interviene adecuadamente se puede lograr gracias a la “plasticidad cerebral” que ese niño aprenda y estimule esas áreas cerebrales necesarias para la comunicación social y su desarrollo posterior.
¿Cuáles son los signos de alarma?
Diferentes investigaciones han demostrado que los padres son muy buenos detectando problemas en el desarrollo y que cuando sospechan que algo está mal con su hijo habitualmente están en lo correcto.
A continuación enumeramos diferentes signos de alarma:
-Falta de respuesta al nombre a los 12 meses de edad.
-No señalar los objetos para mostrar su interés (ej. no señalar un avión que pasa volando) hacia los 14 meses de edad.
-No hacer juegos de simulación (ej. jugar “a darle de comer” a un muñeco) hacia los 18 meses de edad.
-Mayor interés por objetos que por personas
-Pérdida de habilidades de comunicación y sociabilización (ej. Un bebé que a los 12 meses salude con la mano y diga 2-3 palabras y que entre los 18 y 24 meses deje de hacerlo).
-Evitar el contacto visual
-Cuando son más grandes: tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos.
-Presentar retrasos en el lenguaje
-Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
-Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
-Irritarse con los cambios pequeños.
-Tener intereses obsesivos y repetitivos
-Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
-Tener reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de las cosas.
Si Ud. sospecha que su hijo/a puede tener alguna de estas condiciones pida que se realice una evaluación especializada.
Unidad de Pediatría del Desarrollo
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