En el año 1981 se comienza a observar en USA que ciertas personas previamente sanas, consultaban por infecciones graves que antes sólo se presentaban en pacientes con ciertas enfermedades o bajo tratamientos que disminuían sus mecanismos de defensa.
Dos años más tarde investigadores del Instituto Pasteur de Francia liderado por el Dr Luc Montagnier, aislaron el agente causal de la infección: el virus de la inmunodeficiencia humana, VIH su sigla en castellano y HIV la sigla en inglés.
Desde entonces la epidemia se propagó por todo el mundo, afectando a todas las personas independientemente de su orientación sexual, sexo, edad, raza, nacionalidad, condición social, etc. Los primeros casos en nuestro país se documentaron en 1982.
Las investigaciones demostraron que este virus debilitaba las defensas del organismo (esto se conoce como inmunodeficiencia), y que este fenómeno explicaba la adquisición de infecciones por microorganismos oportunistas que normalmente son controlados por el sistema inmunitario. También se comenzó a advertir la asociación de esta infección con ciertos tumores.
Paralelamente se definieron las principales vías de transmisión del virus: a través de relaciones sexuales no protegidas, transfusión de sangre, intercambio de agujas u otros instrumentos punzantes que contienen VIH, y de la madre infectada al hijo durante el embarazo, el parto y la lactancia. Todas estas situaciones de transmisión son prevenibles.
En 1987 se aprobó la primera droga útil para el tratamiento, denominada Zidovudina (AZT). Posteriormente con los años se aprobaron varias drogas nuevas. En la actualidad disponemos en nuestro país de más de 15 drogas con excelente tolerancia y facilidad en la toma que permiten el desarrollo de una vida plena y con una expectativa de vida muy similar a la de la población general.
Datos de nuestro Ministerio de Salud nos muestran que cerca de 130.000 personas en nuestro país están infectados, y que alrededor de un tercio de ellos desconocen que son portadores del VIH.
Durante el año 2015 el país suscribió junto con otros países y OPS/ OMS las metas regionales 90-90-90. Esto significa aspirar a que para el año 2020 el 90% de las personas con VIH de nuestro país estén diagnosticadas, que el 90% de ellas estén tratadas, y que el 90% de ellas tenga niveles indetectables de VIH en su sangre. Para alcanzar estas metas se deberán redoblar los esfuerzos para difundir e incrementar el testeo voluntario para lograr un diagnóstico temprano en pacientes asintomáticos que aún desconocen que están infectados. De la misma manera debemos redoblar los esfuerzos para difundir la importancia de las medidas preventivas de la infección.
Si los tratamientos precoces abarcan a la mayoría de los pacientes infectados, probablemente logremos controlar definitivamente esta epidemia, y garantizaremos a todas las personas con VIH tener una vida plena con su infección bajo control, hasta la curación definitiva que parece estar cada vez más cerca.
Nuestro Servicio de Infectología cuenta con profesionales con una sólida formación y gran experiencia en este tema. Comenzamos con la atención de estos pacientes durante la década de los años 80. Todos los años nuestros profesionales concurren y participan activamente en los eventos académicos sobre infección por VIH más importantes de nuestro país y del mundo, con el objetivo de estar permanentemente actualizados en el manejo de esta infección.
Esta educación continua se refleja también en nuestra participación en la Comisión de ETS y SIDA de la Sociedad Argentina de Infectología, colaborando en la redacción de normas acerca del manejo de esta infección de vigencia y aplicación a nivel nacional. También desarrollamos intensa actividad docente en relación a la infección por VIH con alumnos de pregrado y postgrado de la UBA y UCA.
Nuestro Servicio ofrece atención a estos pacientes todos los días del año a través de consultas ambulatorias programadas o por demanda espontánea, en internación, y consultas provenientes de la Guardia de Emergencias.