El número de viajeros internacionales ha crecido en forma continua durante la última década. De acuerdo a la Organización Mundial de Turismo, durante el 2013 se registraron más de mil millones de arribos de turistas internacionales en todo el mundo.
El área de la medicina que se ocupa de los viajeros tiene como objetivo no sólo proteger la salud de los mismos durante el viaje, sino también la de las comunidades a ser visitadas, y la de la comunidad a la que regresan al finalizar el mismo.
Cada viaje y cada viajero son únicos: por los motivos del viaje (turismo, negocios, estudio, investigación, visita a familiares o amigos, actividades misionales, razones humanitarias, peregrinaciones, ecoturismo o turismo aventura, causas médicas, etc.), por los diferentes itinerarios del mismo, su duración, la época del año elegida, y por las características particulares o personales de cada viajero (edad, enfermedades preexistentes de base, embarazo, etc.). Por ello la consulta debe ser individualizada y actualizada en todos los casos.
Riesgos en los viajes siempre existen, pero la consulta oportuna a un especialista en Medicina del Viajero antes de emprenderlos, los elimina o minimiza al extremo.
Existen “viejos” y muy conocidos riesgos infecciosos para el viajero como la diarrea del viajero y el paludismo. La llamada diarrea del viajero es muy frecuente, se puede adquirir durante la mayor parte del año y en múltiples zonas de nuestro planeta, es prevenible. El paludismo sigue presente en vastas regiones muy visitadas por viajeros de todo el mundo, también es prevenible. El riesgo de adquirir enfermedades infecciosas no es estático sino que varía dinámicamente: en algunas regiones ciertos riesgos han disminuido, en otras han reaparecido agentes infecciosos anteriormente controlados, mientras que en algunas han emergido nuevas enfermedades hasta ese momento desconocidas.
Por ejemplo en los últimos años infecciones graves como el SARS, el MERS, diversas gripes aviarias, o la producida por el virus del Ébola, o infecciones como Zika y Chikungunya, han generado brotes epidémicos en variadas regiones de nuestro planeta, poniendo en riesgo potencialmente también a los viajeros desprevenidos. Aún con tantos desafíos antiguos y nuevos en el horizonte de un viaje, la consulta oportuna antes de emprender el mismo prácticamente elimina los riesgos independientemente de los itinerarios elegidos, siempre que se observen atentamente las recomendaciones que surgen de la consulta a Medicina del Viajero.
También debe recordarse que el viajero puede deteriorar durante su viaje enfermedades subyacentes cardiovasculares, respiratorias, neurológicas, endocrinológicas, VIH, enfermedades o situaciones con inmnocompromiso (pacientes con cáncer, trasplante de órganos), etc. Esta posibilidad debe discutirse y planificar anticipadamente la manera de evitar y/o enfrentar estas complicaciones potenciales.
La consulta previa al viaje constituye una inmejorable oportunidad para brindar asesoramiento, determinando los riesgos potenciales a los que el viajero se expondrá, educando y proveyendo métodos para su prevención, recomendando inmunizaciones para enfermedades prevenibles por vacunas, prescribiendo medicamentos para su uso como prevención (por ejemplo profilaxis de paludismo) o autotratamiento (por ejemplo de la diarrea del viajero), o ambos, etc. En cuanto a las vacunas se debe revisar si el viajero necesita alguna/s de las vacunas habituales del Calendario Nacional de Vacunación (doble adultos, antisarampionosa, etc.), o si debería recibir alguna vacuna exigida obligatoriamente para ingresar a determinado país (ejemplo: fiebre amarilla), o determinadas vacunas recomendadas de acuerdo al itinerario del viaje y el destino final del mismo (ejemplos: vacunas de meningococo, fiebre tifoidea, encefalitis japonesa, rabia, etc.)
En la consulta pre viaje no sólo se generan recomendaciones para prevenir infecciones, sino que también se consideran y se discuten estrategias para evitar y manejar otros riesgos: accidentes de tránsito y al nadar, asaltos, temperaturas extremas, enfermedad de las alturas, “jet lag”, manejo adecuado de alimentos y líquidos, exposición al sol, riesgos con la actividad sexual, riesgos por contacto con animales, riesgos de infecciones transmitidas por mosquitos y otros insectos.
El Servicio de Infectología del Hospital Británico se ocupa desde hace varios años de la atención de la Medicina del Viajero. Recomendamos realizar siempre una consulta en cualquier momento antes de viajar, y con la mayor anticipación posible (idealmente entre 4 a 6 semanas antes de la partida, dado que por ejemplo las vacunas necesitan varios días o semanas desde su administración para generar protección al vacunado).
Al regreso algunos viajeros presentan fiebre y/u otros signos o síntomas de infección; la consulta oportuna a nuestro servicio permite investigar y tratar adecuadamente infecciones inusuales y/o muy poco conocidas en nuestro país y por ello de difícil diagnóstico para profesionales sin experiencia en esta rama de la medicina.
Las consultas pueden realizarse acordando entrevistas programadas, o por demanda espontánea si el viaje es urgente.